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MIS PRÁCTICAS PRE-PROFESIONALES

Bueno mis primeras prácticas pre-profesionales los realice en la Institución Educativa la Florida
al inicio tuve muchas dificultades .,no tenia experiencia, era muy timida ,callada ,demasiada temerosa
pero finalmente logre vencer mis miedos,pase lindos momentos, conoci mas de cerca la realidad de una institución.Pero sin embargo mis primeras calificaciones eran muy bajas ,pero poco a poco los fui subiendo ,gracias a mi empéño y mi dedicación con la institución y mi persona.
Lo agradesco mucho a mi profesora de aula quien me guió y me dio muchas indicaciones  de como 
guiar y dirigir a los niños en la institución y en el aula y gracias a toda la plana gerarquica ,
por que tambien gracias a ellos tuvimos todas las chicas un buen descenvolvimiento y conocimos mas a profundo cada rincon del centro y la realidad de cada niño 
Solo me queda decir gracias a cada uno de ellos y en especial a la Institución Educativa
La FLORIDA.

Mis experiencias

By : Roxana
jueves, 26 de abril de 2018
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El narrador de historias
Érase una vez un rey que tenía, por asistente y amigo, a un hombre cuya facilidad para contar historias rebasaba casi lo imaginable. Cuando el rey se disponía a descansar, el hombre tenía el cometido de narrar al monarca varias leyendas y fábulas para facilitarle el sueño. Pero ocurrió que, en cierta ocasión, los problemas del monarca eran tan grandes y numerosos que le resultaba imposible conciliar el sueño con el número de historias acostumbradas. Quiso entonces el rey escuchar más historias, pero el hombre decidió contarle dos menos y muy cortas.
leyenda para niños con ovejas
  • Esta noche me gustaría escuchar una muy larga y tras ella podrás irte a descansar- Dijo el rey a su asistente y amigo, poco satisfecho con aquellas historias tan cortas.
Tras aquellas palabras el hombre obedeció, arrancándose de la siguiente forma:
«Un campesino tomó cierto día mil libras de monedas de penique, y compró con ellas dos mil ovejas. Cuando las iba conduciendo hacia el refugio, el arroyo que había que  cruzar para llegar estaba tan crecido que no se podía de ninguna manera cruzar a la otra orilla. El campesino, apesadumbrado, logró encontrar una barca, pero era demasiado pequeña para transportar en ella a todas las ovejas.  Dándole vueltas a su cabeza, llegó a la conclusión de que podría transportarlas de dos en dos…»
Llegados a este punto de la historia, de repente, el narrador se durmió. Pero poco duró el descanso, ya que el rey no había quedado satisfecho aún con la historia y decidió despertarle al momento:
  • Cuéntame el final de la historia.
  • Señor, el arroyo era ancho, la barca muy pequeña y las ovejas numerosas, ya se lo he contado. Y ahora tenemos que esperar a que el campesino las vaya trasladando de dos en dos para que sepamos cómo termina la historia- Respondió el astuto narrador de historias, que no deseaba pasarse la noche en vela.
Y pensando y pensado en el final de la historia, que tan extraña le resultaba al monarca, cayó rendido sobre su almohada sin necesidad de más palabras.


MIS LEYENDAS

By : Roxana 0
 LA CAMPANA

Al atardecer solía oírse, solo por un momento, el tañido de una campana. La gente pensaba que era la campana de la tarde, que tocaba cuando se ponía el sol. Pero nadie sabía dónde estaba la campana. 

Con el tiempo, la gente empezó a preguntarse de dónde venía el sonido de la campana. 

-¿No habrá una iglesia allá en el bosque? ¿Vamos a verlo?

Los ricos fueron en coche y los pobres a pie, aunque a todos se les hizo largo el camino. Cuando llegaron a un grupo de sauces, se detuvieron a acampar. Pero nadie encontró la campana. 

El Emperador se sintió también intrigado y prometió conferir el título de campanero universal a quien descubriese la procedencia del sonido, incluso en el caso de que no se tratase de una campana.

Fueron muchos los que salieron al bosque, pero uno solo trajo una explicación creíble. Dijo que aquel sonido de campana venía de una viejísima lechuza que vivía en un árbol hueco, una lechuza sabia que no cesaba de golpear con la cabeza contra el árbol. El hombre fue nombrado campanero universal. Y, aunque escribió un tratado sobre la lechuza, la gente se quedó tan poco enterada como antes.

Llegó la fiesta de la confirmación. Para los niños era un día muy importante, ya pasaban de niños a personas mayores. Hacía un día precioso y los niños salieron de la ciudad y no tardaron en oír el tañido de la enigmática campana, más claro que nunca. A todos, excepto a tres, les entraron ganas de ir en su busca. Así que, a excepción de esos tres, los niños fueron en busca de la campana. 

Lucía el sol y gorjeaban los pájaros, y los niños iban cantando, cogidos de las manos. Dos de los más pequeños no tardaron en fatigarse, y se volvieron a casa. Dos niñas se sentaron a trenzar guirnaldas de flores, y se quedaron también rezagadas. Y cuando los demás llegaron a los sauces, dijeron:

-¡Toma, ya estamos en el bosque! La campana no existe. Todo son fantasías.

De pronto, la campana sonó en lo más profundo del bosque, tan magnífica y solemne, que cuatro o cinco de los muchachos decidieron ir a buscarla. El follaje era muy espeso, y resultaba muy difícil seguir adelante. Muchos se quedaron atrás. Una límpida fuente manaba, dejando oír su maravillosa canción: ¡gluc, gluc!

-¿No será ésta la campana? -preguntó uno de los niños , echándose al suelo a escuchar-. Habría que estudiarlo bien. Y se quedó, dejando que los demás se marchasen.

Llegaron a una casa. Un gran manzano silvestre cargado de frutos se encaramaba por encima de ella, como dispuesto a sacudir sus manzanas sobre el tejado, en el que florecían rosas. Las largas ramas se apoyaban en el hastial, del que colgaba una pequeña campana. ¿Sería la que habían oído? Todos convinieron en que sí, excepto uno, que afirmó que era demasiado pequeña y delicada para que pudiera oírse a tan gran distancia.

La campanaEste prosiguió solo su camino, y a medida que avanzaba, seguía oyendo la campanita junto a la que se habían quedado los demás, y de vez en cuando, oía también los cantos que de allí procedían. Pero las campanadas graves seguían resonando más fuertes, y pronto pareció como si, además, tocase un órgano.

El camino se hizo cada vez más duro, pero el muchacho estaba decidido a encontrar la campana. 

Y se hizo de noche. El muchacho empezaba estar desesperado. Pero entonces descubrió una roca y se subió a ella. Y desde allí pudo contemplar la maravilla de la creación y el brillo de las estrellas. Mientras sobre él resonaba la santa campana invisible, y los espíritus bienaventurados la acompañaban en su vaivén cantando un venturoso aleluya.

MIS CUENTOS

By : Roxana 0

MI PRIMER JUGUETE

By : Roxana 0

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